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Descubre el Tokio más auténtico en este barrio residencial a tan solo tres paradas de tren de Shibuya.

Shibuya (con el cruce de peatones más famoso del mundo), Shinjuku o Asakusa son los barrios más visitados por los viajeros que se animan a descubrir Tokio gracias al frenético ritmo que contrasta con la tranquilidad de sus templos. Sin embargo, existen otros barrios que guardan secretos maravillosos. Setagaya es uno de ellos y hoy vamos a descubrirlo.
Este barrio residencial se encuentra al suroeste del centro de Tokio y sorprende al viajero gracias a sus calles arboladas y tranquilas, que ofrecen una perspectiva muy diferente respecto al bullicio de otras zonas turísticas de la ciudad. Además, dentro de Setagaya, se encuentra el hermoso valle Todoroki, un remanso de paz que te transportará a otro mundo dentro de la metrópoli.

Setagaya: un rincón tranquilo en el caos de Tokio
Una de las características que más destaca de Setagaya es su atmósfera relajada. Es un lugar donde los locales disfrutan de un ritmo de vida pausado, lejos del estrés y la saturación de los principales centros comerciales y turísticos de la ciudad.
Paseando por el barrio, el viajero descubrirá una de las dos líneas de tranvía que queda en funcionamiento en Tokio. En el pasado, los coches del tranvía eran de madera, pero, desgraciadamente, desde hace años han sido sustituidos por modernos tranvías con mucho menos encanto.

El valle Todoroki: oasis de naturaleza en Tokio
Entre los rincones más sorprendentes de Setagaya se encuentra el valle Todoroki, un hermoso espacio natural que ofrece un paisaje idílico lleno de vegetación exuberante, senderos tranquilos y puentes de madera.
A pesar de que en Tokio existen numerosos parques y jardines como Shinjuku Gyoen, el parque Yoyogi o los jardines Hama Rikyu, Todoroki conquista al viajero gracias a una naturaleza pura y salvaje que contrasta con la belleza cuidada y planificada de otros espacios naturales. Paseando por allí, descubrirás algo que parece imposible: un silencio sepulcral que solo se ve interrumpido por el canto de los pájaros o el sonido del agua.
En el corazón del valle Todoroki, se encuentra el famoso Todoroki Fudoson, un templo budista que data de la época de los samuráis y que constituye toda una joya, no solamente por su importancia histórica, sino también por su arquitectura y la belleza del entorno natural que lo rodea.

También hay otro templo que resulta imprescindible, sobre todo, si se viaja con niños pequeños. Hablamos del templo Gotokuji, que rinde homenaje a amuleto maneki-neko, el gatito con la pata superior derecha levantada. Si bien muchos viajeros creen que este gato que atrae la buena suerte es originario de china, la realidad es que se trata de un elemento tradicional japonés. El complejo es bastante amplio y en él se pueden descubrir infinidad de ofrendas con la imagen del maneki-neko. Resulta interesante saber que en el templo Gotokuji los visitantes suelen dejar anotados sus deseos en unas tablillas que reciben el nombre de ema y, para sorpresa de nadie, la mayoría de deseos están relacionados con los gatos que muchos japoneses tienen como mascota.

Descubriendo Setagaya y sus alrededores
Si bien Setagaya es conocido por su tranquilidad, también ofrece una gran variedad de actividades culturales para los viajeros. Podemos empezar visitando el museo de Arte de Setagaya, que alberga una impresionante colección de arte contemporáneo y piezas históricas. En este espacio, el arte se considera un medio para promover la salud espiritual y, además, se organizan un amplio abanico de actividades, entre exposiciones, programas y actos donde el arte conecta con la vida cotidiana. También es interesante acercarse hasta cualquiera de las galerías de arte que ofrecen exposiciones de artistas locales. De hecho, el cineasta y pintor Akira Kurosawa pasó los últimos años de su vida en este rincón de Tokio.

Aunque Setagaya no es uno de los destinos más populares en las guías turísticas de Japón, su autenticidad, tranquilidad y belleza lo convierten en una joya escondida que merece ser descubierta. Además, si visitas el valle Todoroki cuando los cerezos están en flor, podrás disfrutar del fenómeno sakura en todo su esplendor.
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