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La ciudad que se recorre paso a paso y te permite, a la vez, enamorarte de un casco antiguo de película en una de las comunidades más queridas de España.

Si piensas en Galicia, seguro que te vienen a la cabeza costas salvajes, acantilados, aguas cristalinas (aunque muy frías) y una gastronomía de primera categoría. Pero Pontevedra, situada en una ría suave y rodeada de colinas, ha ido tejiendo con los años su propia fama y personalidad; un lugar donde pasear, respirar y reencontrarse con un ritmo que ya no se ve en ninguna otra capital de provincia española. ¿Estás cansado de visitar las ciudades a contrarreloj? Pontevedra es tu sitio; harás tus 10.000 pasos diarios sin inmutarte, créeme.
Una ciudad que habla con los pies
Olvida el ruido, el humo y los ajetreados desmesurados, pues en Pontevedra los peatones mandan. La ciudad eliminó el tráfico en su casco histórico hace más de veinte años y lo convirtió en un paseo amable, luminoso y seguro. ¿El resultado? Cero muertes por atropellos en esas zonas entre 2011 y 2018, premios de la ONU, la UE y reconocimiento global como ejemplo de movilidad urbana. Vamos, que lo que te estoy contando no es moco de pavo; es esfuerzo, dedicación y reconocimiento, como debe ser.

Historia viva en cada plaza y callejuela
¿Eres de los que se enamoran de las ciudades por su casco antiguo? En Pontevedra no se empieza la casa por el tejado; el principal protagonista es su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1951. Recorriéndolo encontrarás auténticas delicias. Plazas como la Herrería, da Leña o la Verdura respiran esa Galicia del siglo XVI y XVII, con soportales, balcones de piedra, tiendas pequeñas y cafés diseñados con buen gusto. La iglesia de la Virgen Peregrina, un icono local, es parada ineludible para quienes vienen del camino portugués a Santiago.

Tampoco te puedes perder el Café Moderno en la plaza de San José, con su interior Art Nouveau y el recuerdo de tertulias literarias de Castelao o Ramón Cabanillas. Cruzando miradas, están las ruinas del convento de San Domingos, hoy parte del Museo de Pontevedra y foco de una reciente publicación académica que rescata siglos de historia olvidada.
Para gustos, colores
Pontevedra tiene algo que ofrecer sea cual sea tu interés; ¿eres un amante del arte? Pues esta ciudad también será un destino idílico para ti. Y es que, a pocos minutos del centro, encontrarás la Illa das Esculturas (Isla de las Esculturas), un parque de siete hectáreas creado en la ría del Lérez. Doce esculturas de artistas internacionales como Francisco Leiro, Jenny Holzer o Robert Morris se integran en senderos, miradores y pasarelas de madera. Un ejemplo brillante de arte público que se enlaza a la perfección con un paisaje de película; toda una delicia para los sentidos. Junto a ella, las marismas del Alba, un humedal protegido de ochenta hectáreas donde conviven más de 120 especies de aves; ideal para aquellos que lo suyo es la fauna. Ahí podrás disfrutar de caminatas suaves o avistamiento de fauna local.
Pontevedra también está hermanado con todos aquellos que disfrutan de la tradición y de las festividades pasadas. Cada mes de septiembre, la Feira Franca convierte Pontevedra en un mercado medieval vivo, con caballeros, malabaristas, falconería, artesanía y comida callejera típica. No es tontería, pues reúne a más de 100.000 personas vestidas de época.
Un destino con mucha calidad de vida
Pontevedra no se anda con fuegos artificiales, ni presume de ser la más grande o moderna. Pero sí brilla con la intensidad de quien sabe que puede ofrecer calor humano, calidad de vida, historia, tranquilidad y, a la vez, un ambiente muy particular que únicamente podrás encontrar en Galicia... Pontevedra te espera con los brazos abiertos, ¿estás dispuesto a calzarte unas deportivas y salir a descubrirla?
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