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En el extremo andino de Bolivia se esconde un antiguo lago que el paso de los milenios ha convertido en espejo eterno: el salar de Uyuni, una de las paradas de la Expedición Viajar Travesía Sudamericana.

Cuando el viajero pone un pie en el salar de Uyuni,podría pensar que se ha equivocado de destino y ha ido a parar a un plató de televisión. El páramo de sal que se extiende a sus pies, tan blanco que a tramos funciona como un espejo, bien podría pasar por parte de la escenografía de El Show de Truman, pero es la majestuosidad de la naturaleza en toda su verdad.
Este paisaje único se encuentra en Bolivia, cerca de la frontera con Chile, y es una de las paradas que descubrirán los viajeros que nos acompañen en la Expedición Viajar Travesía Sudamericana para descubrir las grandes joyas de Bolivia y Perú. Junto al selecto grupo viajará el fotógrafo Tino Soriano, ampliamente premiado por la Unesco, Fotopress, Fujifilm, NikonPro, Canon-Europa, World Press Photo, el Col·legi de Periodistes de Gierona, el Gobierno de Cataluña y la Sociedad Geográfica Española; además de ser Premio Nacional Piedad Isla y Lente de Plata mexicano por sus reportajes en la revista VIAJAR. Además de compartir con los viajeros su extenso conocimiento de los lugares, les brindará la oportunidad de mejorar sus habilidades fotográficas en algunos de los rincones más llamativos del continente americano.
Así es el gran salar de Uyuni
El salar de Uyuni es una inagotable extensión de 12.000 kilómetros cuadrados de sal, lo que lo convierte en la extensión de sal más grande del mundo. Aunque impresiona a lo ancho, también llama la atención lo que no se ve, su extensión vertical. Actualmente lo conforman 11 capas de sal de entre 1 y 10 metros de grosor, llegando a una profundidad máxima de 120 metros.
Bajo la costra, de 10 metros, hay varias capas de salmuera compuesta de litio, boro, potasio, magnesio, carbonatos y sulfatos de sodio. Solo en litio se estima que hay unas 21 millones de toneladas, lo que lo convierte la mayor reserva del mundo, pero su extracción resulta muy complicada debido a la escasez de agua.

La Isla Incahuasi, reserva de cáctus gigantes
A lo largo de su extensión hay un total de 80 pequeñas islas salpicando el salar. La más fotogénica es la Isla del Pescado, o Isla Incahuasi. Sobre su superficie descansan cáctus de hasta 10 metros de alto. La excusa perfecta para volver te la proporcionan ellos, ya que crecen un centímetro al año.

Tierra de flamencos y lagos
El salar de Uyuni se convierte, llegado el mes de noviembre, en hogar de otro espectáculo: el nacimiento de flamencos. Hay tres especies que dan la bienvenida a sus crías en este terreno: el austral, la parina grande y la parina chica.
Algo más allá se encuentran los conocidos como Ojos del Salar, los puntos en los que los ríos subterráneos que recorren la extensión blanca alcanzan la superficie abriendo la gruesa capa de sal.

Cómo se formó el gran salar de Uyuni
Este lugar de ciencia-ficción no se ha formado gracias a la intervención humana, sino al paso de miles de años y al cambio natural del clima. Hace 40.000 años donde ahora se encuentra el salar estaba el lago Minchin. Milenios después, hace 11.000 años, se asentaba aquí el lago Tauca, que se alzaba unos 100 metros por encima de la superficie que hoy contemplamos.
Tras esta época sobrevino un periodo de clima seco y cálido que provocó la evaporación progresiva de las aguas, dejando el salar de Uyuni, además de otro salar, el de Copipasa. Vestigio de aquel tiempo hay algunas lagunas que aun hoy se contemplan.

Colchani, una ciudad hecha de sal
La población cercana de Colchani lleva desde que el mundo es mundo trazando su historia en torno a la sal. Los ciudadanos han formado la cooperativa de Colchani, que se encarga de minar el litio. Además, cada año se exportan 25.000 toneladas de sal que, aunque suena abrumador, es una minucia ante los 10.000 millones de toneladas que tiene disponible el salar.
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