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Un macizo de más de 67.000 hectáreas salpicado por lagos, ríos, pueblos preciosos y con vistas al mar. No es Italia, es España.

Desde hace unos pocos años, todo el que quiere ser alguien en el mundo de los viajes va a las Dolomitas. Masificado el centro de Italia y asfixiante el sur, es en estas pequeñas localidades del noreste de la península donde se presume de haber encontrado algunos de los paisajes más impresionantes de Europa.
Pero ¿y si descubriéramos que no hace falta irse tan lejos? ¿Que en España también hay un macizo donde encontrar lagos cristalinos, pueblos de cuento y prados verdes escoltados por montañas? ¿Y si, además, te dijéramos que en las Dolomitas españaoles hay un matiz único, porque aquí algunas cumbres se alzan a apenas 15 kilómetros del mar? Bienvenidos a Picos de Europa, nuestra joya montañosa.
Así son los Picos de Europa
Además de su amplísima riqueza geológica y biológica, los Picos de Europa son particularmente llamaticos debido a su cercanía con el mar. Es posible vislumbrar sus cumbres desde el Cantábrico, lo que hace que sus 2.500 metros de altura resulten aún más impresionantes.
Este macizo montañoso forma la parte central de la cordillera Cantábrica y que se extiende por más de 67.000 hectáreas entre Asturias, León y Cantabria. La orografía está dividida en tres macizos: el occidental o Cornión, el oriental o de Ándara y el central o de los Urrieles. El último de ellos, Urrieles, es el más agreste y en él se concentran las cumbres más altas; ya que une 14 cumbres por encima de los 2.500 metros.
No es casualidad que los Picos de Europa sean el segundo parque nacional más visitado de España, solo por detrás del Teide. Sus paisajes imponentes atraen a miles de viajeros cada año que buscan tanto rutas de senderismo como experiencias de montaña más exigentes.

El origen (de leyenda) de los Picos de Europa
Más allá de su belleza natural, los Picos guardan un poso histórico y legendario. Se les ha asociado con el mítico Monte Vindio, lugar al que, según relató el cronista romano Lucio Anneo Floro, se refugiaron los cántabros para resistir al avance de las legiones de Roma. Convencidos de que antes lograrían subir las olas del mar que sus enemigos, encontraron en estas montañas un símbolo de resistencia que aún hoy resuena en el imaginario local.
Los paisajes en Picos de Europa
Lagos como espejos
Uno de los escenarios más visitados del parque son los Lagos de Covadonga, en el macizo occidental. El Enol y el Ercina ofrecen imágenes de postal en cualquier época del año, mientras que el lago Bricial solo hace acto de presencia una vez al año, durante el deshielo, creando un espectáculo natural que atrae a fotógrafos y viajeros de todo el mundo. Estos lagos de origen glaciar, rodeados de verdes praderas y picos afilados, son una de las estampas más icónicas del norte peninsular.

Gargantas que cortan la roca
Ya en Cantabria encontramos el Desfiladero de la Hermida, que, con 22 kilómetros de longitud, es el más largo de España. El río Deva lleva milenios dibujando un paso angosto con paredes de hasta 600 metros de altura.

Los pueblos más bonitos de españa
La experiencia no estaría completa sin descubrir los pueblos que jalonan el entorno del parque. Entre ellos destaca Potes, en el corazón de la comarca de Liébana, que está orgulloso en la lista de los Pueblos más bonitos de España. Su casco histórico de casas de piedra, torres medievales y callejuelas empedradas es perfecto para pasear tras una jornada de montaña; y funciona como punto estratégico para explorar los accesos al macizo oriental y central.

Un paraíso para el senderismo
El parque es también un destino privilegiado para el senderismo, la escalada y la observación de paisajes. La primavera y el otoño, con su clima templado y apacible, son las estaciones ideales para visitarlo y recorrer sus senderos.
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