Hoyaragon
En el Pirineo aragonés, donde el turismo rural ha aprendido a convivir con la naturaleza y a adaptarse a nuevas formas de viajar, hay un camping que ha hecho de una idea sencilla su seña de identidad: no dejar a nadie atrás, tampoco a los perros. Se trata de El Arrebol Comfort Camp, un alojamiento ubicado en Jaca que se ha convertido en referencia para quienes entienden las vacaciones como una experiencia compartida con su mascota.
El Arrebol no nació como un proyecto turístico al uso. Detrás hay una historia familiar y una visión clara: crear un espacio donde naturaleza, comodidad y convivencia real fueran de la mano. Cinco años después de su apertura, el camping ha consolidado un modelo que combina el espíritu del camping tradicional con el confort del glamping, sin renunciar a un enfoque sostenible y respetuoso con el entorno.
El recinto cuenta con 32 bungalows, 11 tiny houses y una zona de parcelas, pensadas para distintos tipos de viajeros, desde familias con niños hasta parejas o grupos que buscan una escapada tranquila en plena montaña. Pero lo que realmente marca la diferencia es su apuesta decidida por el turismo petfriendly, diseñada desde el primer momento y no como un añadido de última hora.
Aquí, los perros no son visitantes tolerados, sino huéspedes bienvenidos. Los alojamientos disponen de equipamiento específico para mascotas, hay zonas de suelta, fuentes adaptadas y un acceso directo a un pequeño río donde los animales pueden refrescarse y lavarse tras un paseo. Además, el entorno natural que rodea el camping ofrece múltiples rutas de senderismo en las que los perros pueden acompañar a sus dueños sin restricciones.
Uno de los aspectos más valorados por quienes se alojan en El Arrebol es su restaurante, poco habitual en la zona por permitir la entrada de perros también en el interior. Un detalle que, para muchos viajeros, marca la diferencia entre tener que organizar turnos o poder disfrutar juntos de la experiencia completa.
La filosofía del camping se apoya en una idea clara: viajar con perro no debería implicar renuncias. Ni a la comodidad, ni a la gastronomía, ni al descanso. Esa forma de entender el turismo ha conectado con un perfil de viajero cada vez más amplio, que busca destinos responsables, bien integrados en el paisaje y pensados para la vida real.
El Arrebol se ha integrado, además, en la dinámica local de Jaca y del Pirineo, apostando por un turismo desestacionalizado y familiar que contribuye a dinamizar la zona más allá de los meses punta. Naturaleza, calma, servicios cuidados y una hospitalidad cercana definen un espacio que ha sabido crecer sin perder su esencia.
En un momento en el que viajar con mascota sigue siendo una barrera en muchos destinos, El Arrebol demuestra que otra forma de hacer turismo rural es posible. Una en la que el viaje empieza sin dejar a nadie en casa.
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