Adrián Silva ......... guerrasyreinos
La guerra de Independencia de los Estados Unidos
En 1775 había estallado la guerra de independencia de los Estados Unidos. Durante dos años los británicos habían llevado la ventaja, pero en septiembre de 1777 la situación cambió cuando los rebeldes ganaron la batalla de Saratoga.
Desde el comienzo de la guerra, tanto España como Francia habían apoyado de forma encubierta a los insurgentes. Su ayuda consistía en armas, provisiones y municiones. Ambas naciones estaban resentidas con los británicos tras el final de la guerra de los Siete Años en 1763. El Tratado de París, que puso fin a ese conflicto, obligó a España a entregar la Florida a los ingleses. Francia, por su parte, les cedió Canadá y a España la Luisiana.
Francia y España apoyan a los colonos de las Trece colonias
Ahora que el dominio británico estaba desafiado en América del norte y los colonos parecían llevar la ventaja, se presentaba la oportunidad de revancha. En febrero de 1778 Francia firmó una alianza con los colonos, tras unos meses de vacilación. Es probable que, sin esta ayuda, la rebelión pudo haber sido sofocada.
España, pese a ayudar a los rebeldes, no fue abiertamente hostil por temor a una guerra mayor. Incluso propuso mediar entre los colonos y Londres. El objetivo real de España al final de cuentas era expulsar a los británicos del golfo de México y de los alrededores del Misisipi. Por ese motivo la ayuda que brindó fue abundante y prefería la independencia de las Trece colonias.
En 1778 la lucha en las Trece colonias se trasladó al sur y con la entrada de Francia en la guerra el conflicto se convirtió en internacional. España no podía permanecer al margen de un conflicto que afectaba de manera directa a sus intereses. En abril de 1779 firmó con Francia el Tratado de Aranjuez por el que ambas naciones lucharían contra Gran Bretaña. Francia ayudaría a España a recuperar Menorca, Gibraltar, Honduras, la costa de Campeche y puertos en Florida.
La guerra
Tras el tratado España declaró la guerra a la Gran Bretaña y esta nación, apurada en las colonias, tuvo que enviar refuerzos a Gibraltar. Las naves británicas eran insuficientes para operar en América, España y Francia. Eso dejó las costas francesas libres de barcos enemigos y la posibilidad de enviar armas, tropas y dinero a los colonos rebeldes.
En 1780 se libró la batalla del cabo de Santa maría que dio la victoria a una flota hispano-francesa. El botín fue grande: 52 busques capturados, 80 000 mosquetes, 3000 barriles de pólvora y 1 millón de libras. Ese fue uno de los mayores desastres militares británicos de la historia. Mas relevante fue que ese descalabro hizo insostenibles las operaciones militares de los británicos en la Costa Este.
Los españoles hicieron la guerra a los británicos en todos los escenarios: en la Florida, en el Caribe, en América central y el Mediterráneo.
El asedio de Menorca
El 19 de agosto de 1781 los españoles enviaron sus tropas contra Menorca. El ejército estaba compuesto por unos 10 411 soldados bajo el mando del duque de Crillon. El objetivo para la toma de Menorca era el fuerte de San Felipe. Los parapetos y obras para el asedio se realizaron en La Mola, que estaba opuesta a la boca del puerto. También se hicieron trabajos en Georgetown, al noroeste del mismo.
Los británicos intentaron estorbar estos trabajos. Había una guarnición de unos 3000 hombres en la fortaleza bajo el mando de James Murray. El 11 de octubre de 1782 hicieron una salida contra los españoles con entre 400 y 700 soldados. Según las fuentes capturaron 80 soldados y 8 oficiales y después los liberaron con la promesa de no volver a combatir. Pese a esa victoria, la moral de los británicos era baja y los conflictos de autoridad entre los líderes tensaban la situación.
Entre los españoles la moral no era mejor. Se sentían inseguros ante el ataque y temían un nuevo revés como el cosechado ante Argel en 1775. Por ese motivo se enviaron refuerzos y para el 23 de octubre había dos brigadas más, una francesa y otra alemana. Juntas sumaban 3886 hombres. Madrid ordenó a de Crillón que cambiara su estrategia para rendir la plaza.
Los combates en Menorca
A mediados de octubre de Crillon le había ofrecido la rendición a Murray a cambio de 500 000 pesos equivalentes a 100 000 libras. El comandante inglés lo rechazó. El 11 de noviembre las baterías de morteros españoles habían quedado listas e iniciaron el bombardeo. La artillería del fuerte destruyó una de estas baterías cuando disparó y la bala cayó sobre un barril de pólvora. Otro suceso fue el hundimiento de un barco de suministros español por una bala lanzada desde el fuerte.
Esta información llegó de alguna manera a Londres el 4 de diciembre. El gobierno británico también enviaba cartas con regularidad a Menorca. Se elogiaba la valentía de Murray y los soldados y se les prometía un pronto auxilio. Los británicos confiaban en las defensas del fuerte de San Felipe y en los suministros que tenían para resistir un año. La situación de Gibraltar, igualmente sitiada, era la misma.
Inicio de la ofensiva final sobre el fuerte de San Felipe
Tras dos meses de bombardeos los españoles confiaban en el debilitamiento de las murallas del fuerte. Los españoles programaron el asalto final para el 6 de enero de 1782. En los primeros días del ataque dispararon 100 caños y 35 morteros contra las murallas. Los defensores tenían unos 200 cañones y 40 morteros con los cuales contra atacaban cuando el fuego enemigo menguaba.
Al fin se logró el objetivo de debilitar las murallas y Murray ordenó a la guarnición refugiarse en el interior de la ciudadela. El 12 de enero los británicos hundieron otro barco de suministros español. El día 15 una bala incendiaria española cayó sobre un almacén de suministros británico. Este hecho fue delicado, pues el depósito tenía entre otras cosas, la carne salada para la guarnición. El lugar ardió durante unos cuatro días.
Epidemia en la guarnición británica
Más que estos hechos y el asedio en sí, los sitiados tenían otro enemigo en el interior: el escorbuto. Esta enfermedad es causada por la carencia de vitamina C y otros nutrientes contenidos en las frutas y verduras. Las mejoras en la fortificación no incluían huertos para cultivar estos alimentos. De esta suerte a principios de febrero el número de hospitalizados creció a 50 por día.
Los británicos necesitaban 830 hombres en dos turnos para defender las partes más complejas de la fortaleza. Para el 3 de febrero solo estaban disponibles 660 hombres. De ellos, 560 mostraron síntomas de escorbuto a los pocos días. Incluso se dice que varios murieron durante su guardia al no informar a los médicos.
Los británicos abren negociaciones
La situación al interior de la fortaleza era alarmante. Murray decidió negociar y envió al duque de Crillon un tratado de rendición. Este contenía 10 términos. Entre ellos se pedía el traslado de la guarnición a Gran Bretaña. De Crillon lo rechazó, pues tenía instrucciones de tomar a los soldados como prisioneros, con la garantía de liberarlos después.
El 5 de febrero Murray aceptó los términos españoles. Como reconocimiento a su valor, se estipuló que la guarnición debía salir fuera de la fortaleza con los fusiles al hombro y las banderas desplegadas. El sonido de los tambores acompañaría su marcha. Una vez fuera, depondrían sus armas y estandartes a los sitiadores. Solo 950 hombres pudieron salir en pie y caminaron hasta Georgetown. Los soldados españoles y franceses estaban formados en filas de forma paralela al camino de la fortaleza a la villa.
Conclusión
Según se cuenta los soldados españoles y franceses lloraron ante el acto. De Crillon proporcionó a los ingleses todos los cuidados necesarios para favorecer su recuperación, según Murray. Los españoles tuvieron 184 muertos y 380 heridos. Los británicos tuvieron 59 muertos, 149 heridos y 2481 prisioneros.
Para 1783 todos los participantes de la guerra estaban agotados y el 3 de septiembre se firmó el Tratado de París. Este concedió la independencia a los Estados Unidos. A España le devolvió Florida, Menorca, las costas de Nicaragua, Honduras y Campeche. Gibraltar fue el único punto en el que Gran Bretaña se mostró inflexible para negociar. La conserva hasta hoy.
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