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Con un oasis en la cima de sus picos y pinturas rupestres en sus refugios, esta zona cuenta con miles de años de historia a sus espaldas.
El desierto del Sáhara tiene mucho más que ofrecer que arena y dunas interminables. En la céntrica región africana del Chad, encontramos Ennedi Massif, un impresionante lugar con gigantescas formaciones rocosas que albergan pinturas rupestres al aire libre. La única forma de acceder a este lugar es a pie o a lomos de un camello, puesto que las infraestructuras para llegar con cualquier vehículo son totalmente nulas.
Ennedi Massif podría considerarse un jardín del edén en mitad del desierto. Un conjunto de palmeras junto a un riachuelo donde podrás encontrar animales podría parecer algo utópico en cualquier región del Sáhara, pero existe. Tal es la extrañeza de este sitio, que muchos locales lo consideran un lugar sagrado, tanto por sus dimensiones como por el aura que desprende este espacio tan especial.
Sin embargo, no creas que su acceso es fácil. De hecho, se encuentra en la cima de uno de los picos, por lo que la única forma de acceder a él es mediante la escalada. Lo que sí está al alcance de cualquiera que se acerque son las numerosas pinturas rupestres que hay dibujadas sobre las columnas de piedra natural. Las escenas de pastoreo y caza son las protagonistas absolutas de estas pinturas.
Según los expertos, el origen de estas pinturas se remonta a hace aproximadamente 7000 años. Sin embargo, el tiempo no ha hecho mella en ellas, puesto que la mayoría se pintaron en la superficie de cuevas, refugios y pequeños canales. Tal es la importancia de estas pinturas que la UNESCO lo ha catalogado como el conjunto de arte rupestre más grande del mundo. De hecho, esta organización lo catalogó como Patrimonio de la Humanidad en 2016.
Tal es el aprecio que tienen los habitantes del Chad por esta zona, que algunos de ellos se han instaurado junto a los riachuelos, donde crecen algunas palmas y otros árboles frutales. Esto les proporciona lo justo para sobrevivir y poder cuidar de sus rebaños de camellos. De hecho, una vez al año, las familias se reúnen en esta zona para honrar a sus ancestros. Según sus creencias, los espíritus de sus fallecidos habitan por estos cañones, por lo que acuden aquí para realizar ofrendas y homenajes.
Gracias a las aguas de Guelta d'Archeï, las personas también pueden conseguir agua potable para su propio suministro, y no solo para sus animales. De hecho, durante el recorrido del arroyo se forma un manantial que también abastece al pueblo de Tubu.
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