Karen Paola Díaz Talavera
Tal vez siglos antes, sólo Rafael con su inspiración, haya podido dar forma a una reunión así, en su obra La Escuela de Atenas.
Ernerst Solvay dedicó parte de su fortuna al impulso de lo que él veía como la gran promesa para el progreso de la Humanidad; La Ciencia.
Fundó institutos de Investigación dedicados a la Física, la Química, la Sociología y la Fisiología, además de una escuela de negocios.
Ese mismo espíritu, dió lugar en 1911 a la primera conferencia científica, destinada al intercambio de conocimientos en los campos de la Física y la Química, a los que se llamó Congresos Solvay. Sin dudas éste, el V, celebrado entre el 24 y 29 de Octubre de 1927, fué único al reunir la más fascinante conjunción de Sabios que dejó el Siglo XX.
Estas personalidades irrepetibles, han sido las mentes más brillantes de la Historia de la Ciencia, de los que la mitad (17), ya eran por aquella época o llegarían a serlo, Premios Nobel.
Atentos a la cámara de Benjamín Couprie, serios y circunspectos, aparecen nombres como Albert Einstein, Erwin Schröndiger, Niels Bohr, Hendrik A Lorenz, Auguste Piccard, Arthur Compton y Charles Wilson, recientemente galardonados con el Nobel de Física.
Entre todos ellos, una sola Mujer.
Una pionera en el campo de la radiactividad, descubridora de nuevos elementos, dos veces premios Nobel en distintas especialidades (Física y Química), la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Universidad de París.
La que con sus investigaciones contribuyó a desarrollar los Rayos X en cirugía, que equipó esos equipos durante la I GM, en ambulancias que ella misma conducía.
Un día como hoy de 1867 en Varsovia nacía María Curie
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