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Un Cubano Por El Mundo
Descubre cómo este antiguo santuario en Grecia guió a reyes y ciudadanos a través de enigmáticas profecías.
En las laderas del monte Parnaso, en Grecia, yace un sitio que durante siglos fue el centro del mundo helénico, un lugar donde el futuro se desvelaba y los destinos se entrelazaban con los caprichos de los dioses. Este es el Oráculo de Delfos, un santuario venerado que atraía a peregrinos de todas partes del mundo antiguo, buscando las palabras de la misteriosa Pitia, la sacerdotisa de Apolo, quien emitía profecías en nombre del dios.
La historia de Delfos comienza en la mitología griega. Se dice que Zeus liberó dos águilas desde los extremos de la tierra y éstas se encontraron en Delfos, marcándolo como el ombligo del mundo. En este sitio sagrado, Apolo, dios del sol, la música y la profecía, mató a la serpiente Pitón, estableciendo así su santuario.
La figura central de este oráculo era la Pitia. Sentada sobre un trípode en el templo de Apolo, entraba en trance y sus palabras, a menudo ambiguas o enigmáticas, eran interpretadas por sacerdotes. Estas profecías influían en decisiones importantes, desde asuntos de estado hasta cuestiones personales. La influencia de Delfos era tal, que ningún asunto importante se emprendía en el mundo griego sin su consulta.
Pero, ¿qué había detrás de las profecías? Científicos modernos sugieren que los vapores intoxicantes emergiendo de una falla geológica podrían haber inducido los estados trance de la Pitia. Sin embargo, esto sigue siendo un tema de debate y fascinación.
Delfos no solo era un centro de adivinación, sino también de riqueza y poder. Los tesoros ofrecidos por ciudades-estado y gobernantes agradecidos llenaban el sitio, y los Juegos Píticos, celebrados en honor a Apolo, atraían a competidores y espectadores de todo el mundo griego.
La relevancia de Delfos comenzó a decaer con la expansión del Imperio Romano y el advenimiento del cristianismo. El emperador Teodosio I finalmente prohibió los cultos paganos en el siglo IV d.C., marcando el fin de una era.
Hoy, Delfos es un sitio arqueológico fascinante, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus ruinas evocan una época en la que los dioses hablaban a través de sus oráculos y la humanidad buscaba en ellos la guía para sus destinos. Un viaje a Delfos es un paseo por la historia, un encuentro con los misterios del pasado y un testimonio de la fe y la superstición que modelaron el mundo antiguo.
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