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En plenos Picos de Europa, nos topamos con un recorrido de vértigo por un sendero excavado en la propia montaña. Se trata de la ruta del Cares, un camino entre las localidades de Poncebos (Asturias) y Caín (León) que atraviesa una garganta de 2.000 metros de profundidad.
Una ruta de infarto
La ruta se extiende a lo largo de 12 kilómetros e inicia en el pueblo de Poncebos, en dirección sudeste. Podemos dejar el coche tanto en los aparcamientos habilitados que encontramos pasando la población, como en el propio inicio del recorrido, al borde de la carretera.
Los primeros kilómetros de la ruta son de subida, pero sin presentar mucha dificultad. Tras los primeros 2,5 kilómetros, a la altura de Los Collados, comienza el tramo más abrupto, con subidas y bajadas por la ladera de la montaña. Tendremos que atravesar un desfiladero estrecho que nos obligará a ir pegados a la pared de la montaña.
Así como nos vayamos adentrando en el tramo leonés y la garganta se vaya estrechando, tendremos que ir de un lado a otro cruzando varios puentes. El primero de todos, el de Bolín, lo encontramos a los 8 kilómetros, y junto a él hay una fuente de agua donde rellenar nuestras cantimploras. Y 400 metros más adelante, regresamos de nuevo al mismo lado atravesando el puente de Los Rebecos.
Nos acercamos al final de esta ruta de vértigo con la última etapa del camino y la más angosta de todas. Este tramo está plagado de singulares túneles excavados en la propia roca, que nos ofrecen las estampas más fotografiadas del recorrido.
Finalmente, tras unas tres horas de camino, llegaremos a la presa de Caín, donde el paisaje por fin se abre de nuevo y empezamos a ver las primeras casas del pueblo asomando en el horizonte.
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