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Descubre el impresionante paisaje que conforman los fiordos leoneses: te dará la sensación de que estás en Noruega.
Parece mentira que podamos encontrar un paisaje tan lejano en pleno centro de la Península Ibérica, a miles de kilómetros de un entorno que se asocia únicamente -y de manera errónea- al norte de Europa. El oeste de Noruega se conoce como la tierra de los fiordos, pero también los hay en la Patagonia Chilena, Groenlandia, Alaska, Islandia, en zonas de latitud alta o baja. Aunque si podemos encontrar fiordos también en el extremo sur de Nueva Zelanda, ¿por qué no en España?
León esconde en su territorio un paisaje muy desconocido que podría compararse con estos impresionantes fiordos: enormes formaciones de roca caliza alrededor de preciosas aguas cristalinas. Técnicamente no son fiordos en el sentido literal de la palabra, pues no encuentran su origen en valles glaciares sino en valles de interior invadidos por agua dulce tras la intervención humana. Aun así, se muestra como un paisaje espectacular y especialmente llamativo.
Los fiordos de Riaño
Se ubican en Riaño, en plena Cordillera Cantábrica, y tiene un origen un tanto polémico. Estos fiordos nacieron tras la construcción de una presa que tardó más de veinte años en erigirse. En el año 1987 se cerraron las puertas del embalse y el valle empezó a inundarse, dejando bajo el agua nueve pueblos: Riaño, Burón, Pedrosa del Rey, La Puerta, Salio, Huelde, Anciles, Vegacerneja y Escaro. Poco después se dio forma a un nuevo Riaño, esta vez como centro de interés para los visitantes de aquellos 'fiordos'.
Pese a todo, se ha convertido en un paisaje precioso, con un atractivo muy singular, que atrae a cientos de personas que no pueden o no quieren recorrer miles de kilómetros para disfrutar de estas formaciones. Una gran tranquilidad es lo que encontrará cualquiera que acuda a visitar esta maravilla seudonatural que puede recorrerse tanto a pie como en barco, desde el puerto deportivo de Riaño. El trayecto de una hora pasa bajo las orillas del embalse y el paisaje que queda a ambos lados es cambiante según la estación, pero igual de bonito.
La naturaleza más impresionante de León
El Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre se tiñe de verde y decenas de colores en primavera y verano, cuando la exuberante vegetación luce de una forma indescriptible y con una intensidad abrumadora. En otoño e invierno el ambiente es mucho más frío, época de berrea y cuando los venados salen a dar la bienvenida y juzgar a los humanos que nos adentramos en su territorio; acercándose un poco más a la sensación que se pudiera vivir en el entorno de los fiordos noruegos.
El sitio se ha convertido en un destino tan visitado que, además de calmados paseos en barco, ofrece la oportunidad de practicar deportes en paddle surf, kayak o motos de agua. Recorrer los fiordos leoneses a pie también es una muy buena elección y hay opciones para todos los gustos y niveles. Desde caminatas más tranquilas de un kilómetro como la del Paseo del Recuerdo por la orilla del embalse hasta otras más complejas por los miradores de Las Hazas o Alto Valcayo o la que va por el Pico Gilbo a 1.667 metros de altitud.
Más allá del atractivo que suponen los fiordos por sí solos, esta zona cuenta con otros lugares igual de llamativos, como el banco más bonito de León, desde el que contemplar los picos Gilbo, Yordas y Las Pintas. En invierno con el encanto añadido de estar cubierto de un precioso manto blanco. O el columpio más alto de España, ubicado a más de 1.200 metros de altitud en el Alto de Valcayo sobre la Montaña de Riaño y Mampodre. Para completar la visita, puedes acercarte al pueblo nuevo de Riaño y disfrutar de un viaje muy especial.
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