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Este archipiélago deshabitado frente a la costa de Omán es el sueño de todo viajero que ama lo inexplorado.
Son un diamante en bruto, una joya desconocida que cuesta localizar en un mapa, allá por el remoto mar Arábigo, en pleno Oriente Medio. Son las islas de Daymaniyat, también conocidas como Ad Daymaniyat, Dimaniyat o Dimaaniyat, nombres que concentran el exotismo que hace honor a su propia esencia: la de ser un edén olvidado, ajeno al deseo colectivo. Ya lo dijo Jorge Luis Borges: “No hay otros paraísos que los paraísos perdidos”.
El archipiélago de Daymaniyat se emplaza a pocas millas de la costa de Muscat, la capital de Omán, que es el país del incienso y de los oasis, el sultanato que, pese a ser (como los Emiratos Árabes) todo un manantial petrolero, ha sabido conservar la exuberancia oriental. Aquí no encontraremos excentricidades futuristas ni obsesión por los records mundiales. Aquí todo tiene el sabor de antaño.
Nadar con tiburones ballena
Nueve islas conforman este extraño lugar con cierto aire tropical, que es todo él una reserva natural protegida. Y todas las islas están deshabitadas, reservadas sólo a la increíble y abundante fauna marina que, junto a unas aguas tremendamente cristalinas, lo convierte en uno de los mejores lugares del mundo para practicar esnórquel y buceo.
La razón es que este archipiélago es un foco de anidación popular, tanto para las aves migratorias como el ave tropical de pico rojo o el águila pescadora, como para las tortugas marinas, de las que figuran dos tipos: las verdes, que se pueden observar en las aguas poco profundas, y las carey, que anidan anualmente a lo largo de las playas de arena blanca.
Pero lo más sorprendente es la presencia de tiburones ballena, que acuden con puntualidad a estas aguas en los meses que van entre mayo y octubre. Es el pez más grande del mundo, que aquí no sólo puede verse con facilidad desde el propio barco sino que también se puede nadar con él de una manera segura: esta enorme criatura, que puede llegar a medir hasta 12 metros de largo, resulta inofensiva para el ser humano, siempre y cuando se mantengan las pertinentes precauciones. Junto a este coloso, también en estas islas se encuentran delfines nariz de botella y giradores, ballenas jorobadas, tiburones cebra, mantarrayas y peces de mil colores como el pez mariposa árabe, el pez payaso del mar rojo o el pez loro margarita.
Protección máxima
Las islas Daymaniyat, que están abiertas al público desde hace tan solo una década puesto que anteriormente estaban reservadas para visitas de investigadores marinos y conservacionistas, permanecen cerradas en los meses de verano para respetar la reproducción de las aves y, de paso, servir de limpieza al mar.
El resto del año pueden ser visitadas en excursiones de un día que se realizan en bote desde el puerto deportivo de Al Mouj, en Muscat, donde reside la marina con sus prestigiosos restaurantes y locales de moda. Eso sí, dado que se trata de una reserva natural protegida, el acceso está regulado, lo que significa que todas las embarcaciones han de solicitar un permiso.
Después de 30 minutos de navegación aparecen estos nueves islotes de rocas cobrizas, que dan cobijo a playas de arena blanquísima en contraste con unas aguas esmeraldas, cálidas y calmadas. Un paraíso perdido en este país apenas explorado, el más amable de la zona, plagado de mezquitas y bazares, montañas y desiertos.
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