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Castilla-La Mancha es una de las comunidades autónomas de España en las que podemos hacer un turismo rural de calidad. Es ideal para disfrutar de una escapada de fin de semana lejos del jaleo de la gran ciudad. Es precisamente en la provincia de Albacete donde encontramos algunos de los lugares en los que reina la naturaleza que le rodea. Este es el caso de Villamalea, una localidad que se encuentra en la comarca de La Manchuela y limita con la provincia de Cuenca.
Uno de los aspectos más característicos de este pueblo manchego es que está bañado por las aguas de los ríos Júcar y Cabriel. Y no solo eso, sino que uno de sus mayores encantos es que está dentro de la Reserva Natural Las Hoces del Cabriel, donde la naturaleza es espectacular.
Qué ver en Villamalea
Si algo destaca en Villamalea es la iglesia de la Asunción. Se trata de una edificación religiosa de estilo barroco que data del siglo XVII. Cuenta con una gran nave cubierta por bóvedas de lunetos y está dividida en cuatro tramos, una cabecera semicircular y un coro alto a los pies. En el exterior es donde está una preciosa torre que da toda la fuerza a este conjunto que, además, está declarado como Bien de Interés Cultural.

Aunque no es la única construcción arquitectónica que destaca en la pequeña localidad, la ermita de la Concepción es otro lugar imprescindible. Construida en el siglo XVII puede presumir de conservar un precioso artesonado de estilo mudéjar. Este espacio también está declarado como Bien de Interés Cultural.
Una de las joyas naturales de Villamalea es la cueva de los Ángeles. El sendero para llegar comienza en la ermita de San Antón. Se trata de un lugar de romería que está situado a unos tres kilómetros del pueblo al que se accede por un camino asfaltado. La Ruta Pr-AB 40 -Cueva de los Ángeles tiene una dificultad media, 15 kilómetros de distancia y una duración de cuatro horas aproximadamente.
El recorrido comienza bajando por la ermita hasta la fuente de San Antón para coger un camino con un paisaje increíble rodeado de olivos y almendros. Después, nos encontraremos con las carrilladas, unas huellas en las rocas que han surgido por el paso de las ruedas de los carros.
Por esa senda, continuamos por la Rambla del Agua, un lugar que destaca por esa vegetación tan típica de la Reserva Natural de las Hoces del Cabriel. El premio final es la cueva de los Ángeles, un espacio lleno de verde, con una cascada donde el brillo del agua lo llena todo.
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