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Con vecinos como Bellagio o Varenna junto a la orilla del lago es casi imposible elegir uno solo, pero este pintoresco pueblo es uno de los favoritos para una escapada.
Al norte del norte de Italia, casi en la frontera con Suiza, se esconde uno de esos destinos que hay que visitar una vez en la vida. Un lugar de ambiente puramente mediterráneo, con aires de ‘dolce vita’ a pesar de estar rodeado de un singular paisaje de alta montaña.
Es lo que hace singular al Lago di Como, esa maravilla de la naturaleza que dibuja una silueta dividida en dos lenguas de agua al norte de Milán, y muy cerca de Bérgamo. Entre callejuelas románticas, jardines barrocos y villas palaciegas, este idílico lugar esconde algunos de los pueblos más bonitos de Italia.
El lago más famoso de Italia
La magia del lago es tan grande, que todo lo que lo rodea es pintoresco. Imposible elegir solo uno de los pueblos levantados junto a la orilla o decorando el interior con vistas al lago más famoso de Italia, a pesar de no ser el más grande. Eso sí, tiene una profundidad de más de 400 metros, lo que lo convierte en el más profundo de toda Italia, además de ser totalmente navegable.
El lago cuenta con 44 pueblos y ciudades, algunas de ellas muy (pero que muy) conocidas, tanto que son la que más turismo reciben. Desde Como, la ciudad que da nombre al lago y situada en el punto más extremo de la lengua oeste, a Bellagio, un pueblo de cuento de hadas, de pórticos escalonados y jardines italianos conocido como ‘la perla del lago’. Eso ya lo dice todo.
Competir con otros nombres como Varenna, en la orilla oriental de la parte alta del lago (y la zona más ancha) es difícil. Pero es que la belleza del lago y sus pueblos es tan grande, que hay sitios tan idílicos que merecen una visita al margen de los grandes conocidos. Y uno de esos lugares es Nesso, posiblemente una de las joyas todavía secretas a orillas del lago di Como.
Nesso es como un pequeño pueblo apoyado sobre la ladera de la montaña, y la estampa que dibuja es de lo más singular. Un puente romano desde el que es más que habitual ver a bañistas haciendo saltos en verano, una escalinata de piedra que llega hasta el lago, fachadas de casitas de colores que parecen abrazarse a la montaña para no caerse al agua y una cascada, posiblemente el atractivo que lo hace único frente al resto de pueblos de por aquí.
Es el Orrido di Nesso, una cascada situada en el mismo centro del pueblo, tanto que parece brotar de las propias fachadas. En realidad es el resultado de la unión de dos ríos que forman un estrecho barranco por donde fluye el agua que cae directamente en el lago.
El punto perfecto para ver la cascada a orillas del lago
Subir hasta la cascada es posible: hay una vieja escalera de piedra (se la conoce como la Scalinata del Riva) que va ascendiendo desde la orilla hasta lo alto del acantilado. Y aunque disfrutar de la cascada desde un barquito mientras navegas por el lago, el mejor sitio para contemplarla es el Ponte della Civera.
Es el antiguo puente romano de piedra que une los dos lados del barranco a la orilla del lago y, posiblemente, lo más fotografiado en Nesso, con permiso de las callejuelas empedradas que descienden hasta la orilla, las fachadas de las casas cubiertas de hiedra y el desfiladero de la cascada, claro.
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