miércoles, 10 de septiembre de 2025

Canal Viajar : Todos los encantos de Syros, la reina de las Cícladas

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Syros se distingue por su discreta elegancia. Hogar de la capital administrativa de las Cícladas, goza de una rica historia latina que se remonta a 1204.

Una isla de tonos imposibles, en el centro de las Cícladas.

Durante el siglo XIX fue uno de los principales puertos comerciales del Mediterráneo oriental, haciendo de su capital, Ermúpoli, un auténtico hervidero cultural y económico. Como muestra de ese pasado quedan sus coloridos edificios neoclásicos que se entremezclan con otros esculpidos en mármol por arquitectos alemanes, franceses e italianos. Desde la plaza Miaouli hasta la iglesia ortodoxa de San Nicolás, dominando su cima, un paseo descubre los grandes tesoros de Syros, como un antiguo palacio aristocrático que hoy ocupa el Centro Laboral Regional de las Cícladas y el Teatro Apolo, inspirado en los grandes teatros italianos del siglo XX.

Monasterio San Juan Bautista de los Capuchinos en Ano Syros.


El ayuntamiento de Ermúpoli es el más grande de Grecia, obra del arquitecto Ernst Ziller. De estilo neoclásico, recuerda sus muchos edificios reales y municipales de Atenas así como revela su inspiración en la arqueología, ya que Ziller llegó a trabajar en las ruinas de Troya en Hisarlik, Turquía. En las islas helénicas, la sombra de Homero siempre traza líneas invisibles entre personas y lugares.


Barrio de Ano Syros.

En la colina contigua, la catedral católica de San Jorge vigila el barrio de Ano Syros, la zona habitada más antigua de la isla, fundada en 1246 por cristianos. En una de sus calles, bajo el sol del mediodía, un señor escucha música griega en su viejo transistor. Es el habitante más longevo de Ano Syros. Con cuatro palabras de español, Mario Santakis comparte su pasado como carpintero de barcos que le llevaron en su juventud hasta Canarias o Ceuta. El pasado marinero de la isla suena a Markos Vamvakaris, el padre del rebétiko, el blues griego. Su casa, transformada en museo, se ubica entre tiendas de artesanía y cafés con terrazas que miran a Ermúpoli y a otras de las islas vecinas del corazón del Egeo.


La masacre perpetrada por los otomanos contra la población griega de la isla de Quíos en abril de 1822, durante la Guerra de la Independencia griega, está en el origen de Ermúpoli: los habitantes de la isla más rica del Egeo que se salvaron se refugiaron aquí y desarrollaron lo que hasta entonces solo era un puerto. Dedicada a Hermes, dios de los negocios, la ciudad estableció la zona industrial de Neorion para amasar fortunas, según se explica en el Museo de la Vida Industrial. En él se expone un coche eléctrico desarrollado en colaboración con el fabricante de cañones, y luego motos, Royal Enfield.


Ayuntamiento de Ermúpoli.

Alrededor de esta metrópolis marina se despliegan playas accesibles, amplias y familiares, como las de Galissas o Kini, un encantador pueblo de pescadores donde degustar pescado fresco en tabernas tradicionales. Aunque, la mejor forma de conocer la costa de Syros es bordeando sus 85 kilómetros en una pequeña embarcación. Desde el agua, los pliegues de Syros, salpicados por casas encaladas, se tornan azules y verdes, dejando a nuestro paso el primer faro construido en Grecia en el siglo XVIII que aún guía a navegantes.


El Museo Vamvakaris se ubica en Piatsa, la calle más animada y popular de Ano Syros, pero conviene perderse por el laberinto de esta población que va trepando por la colina para descubrir sus paredes irregulares, hechas así expresamente para que se pueda ver mejor bajo un sol directo incidiendo en el encalado. Por cierto, que el color blanco de las casas de las islas es un invento más o menos reciente, de los años 50, cuando se pintaron así por motivos sanitarios.


Vista de Ermúpoli desde Ano Syros.

Junto a él es posible sumergirse en un barco hundido o acercarse a la pequeña isla Didima, destino habitual para los locales durante los fines de semana. Las cuevas que perforan la costa de Syros son refugio de la foca monje, en peligro de extinción. Una de estas grutas está dedicada a San Estéfano, con una minúscula capilla en su interior. El último suspiro épico de este periplo griego aguarda en la Playa Grammata (Playa de las letras o de las cartas). La aislada cala esconde, desde el periodo helenístico, plegarias y agradecimientos cincelados por marineros en sus rocas, sumando a este libro pétreo de la Grecia insular más poemas de arena y sal.

Ciudad de Ermúpolis en Syros.

Como decíamos al principio, las Cícladas forman un círculo envolvente alrededor de la isla de Delos, donde nació Apolo, dios de la música y la poesía, entre otras cosas. También lo llamaban Febo, el resplandeciente. La verdad es que, si queda un recuerdo al dejar atrás estas islas, sin duda es el de su luz.



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