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Una bahía rocosa culminada con una impresionante abadía es el hogar de uno de los espectáculos más impresionantes de Europa.
El castillo de Disneyland París no es la única fortaleza impresionante de Francia, Normandía esconde un tesoro único en el mundo que nadie quiere perderse. Hablamos de la abadía del Monte Saint-Michel, conocido como uno de los lugares más impresionantes del mundo. Miles de castillos e iglesias culminan increíbles montañas por diferentes países con distintas alturas, decoraciones o finalidades, pero todos ellos con una belleza indudable.
En un islote rocoso rodeado de una maravillosa bahía, donde las olas rompen fuertemente contra sus muros, donde la puesta de sol se desliza sobre las aguas pintando el lugar de tonos naranjas, allí vive una majestuosa abadía custodiada por murallas y agua del mar. El monte y su bahía fueron clasificados en 1979 Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO, y desde entonces miles de curiosos lo visitan cada año.
El monte y su abadía
Este lugar es uno de los edificios más extraordinarios de la arquitectura religiosa y en la Edad Media unos monjes decidieron crearlo en un entorno marítimo. El santuario fue fundado en el Mont-Tombe en el año 708 por el obispo de Avranches, Aubert. La decisión de crear esta abadía se debe a las tres apariciones del arcángel San Miguel.
Este espectacular monte y su abadía están ubicados en una gran roca que se rediseñó para recuperar su estructura y aspecto inicial y mejorar las condiciones de los más de dos millones de turistas que lo visitan anualmente. Las obras para restablecer el carácter marítimo acabaron en 2015.
Allí donde el Atlántico coincide con el estuario del río Couesnon se encuentra este monumento conocido como "La maravilla". La pequeña isla, que abarca 4 kilómetros cuadrados o 960 metros de circunferencia, había sido considerada anteriormente un monte sagrado por druidas y galos. Este enclave marítimo guarda muchas historias y secretos que atraen a los más curiosos.
La construcción en este lugar era muy complicada, y los maestros arquitectos del medievo erigieron en el año 1.000 la primera iglesia prerrománica. La primera abadía románica de tres niveles data del siglo XI y de ahí en adelante fue aumentando su espacio. Con una altura de 80 metros, en este edificio destacan sus cuatro criptas, la iglesia abacial y las impresionantes bóvedas.
A partir del siglo XI se inició una tradición de peregrinación al Monte Saint-Michel en el que miles de peregrinos subían de rodillas una gran escalinata ubicada en el interior de la muralla de la isla. Con más de 500 escalones, este recorrido era considerado uno de los caminos de peregrinación más importantes del momento junto con el Camino de Santiago, Jerusalén y Roma.
La bahía de este impresionante enclave es uno de los espectáculos más famosos de Europa. En determinadas fechas del año, la marea sube notablemente y el monte vuelve a convertirse en una gran isla flotante sin accesos al continente. Para observar esta experiencia única, basta con acceder al monte, la muralla o al puente-pasarela, eso sí, hay que llegar dos horas antes de la subida del agua para evitar quedarse atrapado. Desde luego, el Monte Saint-Michel es un lugar único en el mundo que debes visitar al menos una vez en la vida.
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