Cuando uno ve una botella de sidra, lo primero que piensa es en Asturias. Esta comunidad autónoma se ha hecho famosa por esta bebida fermentada de manzanas que escancian en todos los bares y que parece hasta saludable. Pero claro, cuando una cosa triunfa, empiezan a salir imitadores.
Hace años que la sidra está en el mundo. Ni siquiera es un invento asturiano, pero ellos se hicieron con el trono. Pero poco a poco les está saliendo competencia y una de las más potentes sale de Cataluña.
Dóndes se fabrica
En Girona, donde los manzanos llevan décadas tiñendo de verde los paisajes del Baix Empordà, ha surgido una nueva apuesta que está revolucionando el mercado de las bebidas. Su nombre es Mooma y se anuncian como la primera sidra catalana.
Detrás de este nombre tan particular se encuentra la familia Frigola. Dedicada al cultivo de la manzana desde los años 60, sus integrantes han sabido transformar un reto en una oportunidad, creando una innovadora sidra con un alto valor añadido que ya ha obtenido reconocimientos internacionales.
Una historia familiar
Todo comenzó en la finca Mas Saulot, donde durante generaciones los Frigola se habían dedicado a la agricultura y ganadería. En 2012, se enfrentaron a un problema común en el sector frutícola: muchas de sus manzanas, a pesar de ser perfectas por dentro, no cumplían con los estándares estéticos de los supermercados.
En lugar de resignarse a desechar toneladas de fruta, Pau Frigola, representante de la última generación de la familia, decidió emprender un proyecto nuevo y arriesgado: producir sidra. Con esa premisa, en 2015 embotellaron la primera sidra Mooma, una idea sencilla pero novedosa en un territorio sin tradición sidrera.
Hasta esa fecha la producción de sidra en Cataluña era más bien escasa, un terreno inexplorado. De allí que con su idea de aprovechamiento de la abundancia de manzanas de Girona y su deseo de dar valor a un producto local, los Frigola apostaran por esta bebida y los zumos monovarietales, elaborados exclusivamente con sus propias frutas.
En 2016 comenzaron a comercializar sus sidras y zumos, enfrentándose al reto de introducir una bebida poco conocida en la región. Para poder conectar con los consumidores, la familia no se quedó sólo en la producción y venta de estas bebidas, sino que abrió las puertas de su Mas Saulot al público, permitiendo que los visitantes conocieran el proceso de elaboración de la sidra y degustaran las diferentes variedades. Esta iniciativa se complementó con la apertura de un restaurante en la finca y la expansión de Mooma a la Cerdanya, acercando aún más el mundo de la sidra a la ciudadanía.
Visita a la bodega
La estrategia de Mooma funcionó, porque gracias también a la venta de zumos se acercaron también al público infantil. Para ellos, además, tambien organizan visitas educativas y actividades lúdicas, lo que convierten el espacio en una escapada familiar perfecta.
No es marketing, son hechos. La finca se ha convertido en un destino de enoturismo, donde se puede ver de primera mano cómo la sidra pasa del campo a la mesa. Controlar todo el proceso, desde el cultivo hasta la elaboración, es uno de los pilares de la filosofía de Mooma, lo que les permite ofrecer un producto de calidad y con identidad propia.
Cómo se elabora
Tal y como cuentan su sidra “se elabora siguiendo un proceso cuidadoso de selección de manzanas, mezcla según sus características, maceración, prensado y fermentación”. En la bodega se sigue un minucioso proceso de control, trasvase, clarificación, filtrado, gasificación y, finalmente, embotellado. A eso, se le suma que cada una de estas bebidas tiene un proceso específico que dura de 6 a 12 meses y varía cada año.
La familia indica que esta variación temporal se debe, sobre todo, al momento de recolección de las manzanas. “Las condiciones meteorológicas de primavera y verano, la insolación que afecta a los azúcares, el terreno que puede modificar la producción y el vigor o la edad y variedad de los manzanos” son factores determinantes a tener en cuenta en la elaboración de sidra, subrayan. Con más de 1,5 millones de kilos de manzanas y peras destinados a la producción anual de sidras y zumos, Mooma se ha consolidado como una referencia en el sector, marcando tendencia y demostrando que la sidra también tiene un lugar en Cataluña.
Es gracias a todo esto que, a pesar de su corta trayectoria, Mooma ha conseguido destacar en el panorama internacional. Entre otros, ha recibido premios en eventos como el Salón Internacional de las Sidras de Gala y los Nordic International Cider Awards, donde su sidra de pera obtuvo la máxima distinción.
Es cierto que arrebatarle el puesto a Asturias está difícil, pero la familia Frigola ha conseguido abrirse un hueco en el mercado y se ha ganado el cariño de muchos catalanes. Sus visitas, en pleno parque natural del Montgrí, además, ayudan a que se haya ganado el cariño de los catalanes.