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El transporte público es una necesidad para el día a día de muchas personas, pero también a la hora de viajar con un presupuesto limitado. El metro es uno de los más utilizados y también de los que mejor funcionan. Es cierto que los precios de los billetes varían mucho de unos países a otros -incluso entre ciudades-. Sin embargo, aunque no vayas a moverte por sus vías, hay algunas estaciones que merece la pena visitar.
Una gran galería de arte en el Metro de Estocolmo
En la década de 1950, el subterráneo de Estocolmo se convirtió en una auténtica galería de arte donde el 90% de las cien estaciones que posee están decoradas por artistas de todo el mundo. El proyecto tuvo tanto éxito que ahora es otra parada más en los tours por la ciudad. Algunas de las más destacables son Solna Centrum, Västra Skogen, Friedhemsplan, Stadion, Kungstradgarden o T-Centralen.
El más moderno, en Bilbao
Esta estación española destaca por haber sido diseñada por el famoso arquitecto Norman Foster en los años 90. Entre sus ambiciosos proyectos destacan la Torre de Comunicaciones de la Barcelona del 92 o el aeropuerto de Hong Kong. El metro de Bilbao es un gran ejemplo de la modernidad que Foster llevaba por bandera. Su nombre está tan ligado a la construcción que a las marquesinas se les llama 'fosteritos'.
Palacios bajo tierra en Moscú
Igual que las estaciones de metro de la capital sueca son una auténtica galería de arte, las de la capital rusa conforman un impresionante museo -muy- subterráneo, pues el metro de Moscú está muy por debajo de la tierra. Dentro de las más características, la línea marrón es la que alberga un mayor número de estaciones imprescindibles: Kievskaya, con forma abovedada y mosaicos que representan la "unión" entre Rusia y Ucrania; Belorrusskaya de techos blancos, con grabados y mosaicos; o Komsomolskaya, que parece sacado de un palacio barroco.
Entre antigüedad y modernidad en Budapest
Las instalaciones húngaras se inauguraron en 1896, siendo una de las más antiguas del mundo. En 2001, su línea M1 fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. Es la primera línea de metro de la Europa continental y sus estaciones conservan todavía el caracter modernista con el que se diseñaron, con vagones amarillos de los años 60. En 2014 se inauguró una nueva línea, la M4, con una apariencia mucho más futurista donde diminutos azulejos decoran techos paredes.
Una estación creada para la Expo del 98 en Lisboa
Aunque en Lisboa sea más conocido el tranvía, tiene también una potente red subterránea de transporte público. La estación de Olaias, una de las más destacadas, se construyó en 1998, con la vista puesta en prolongar la red a la zona de la Expo del 98, convirtiéndose en uno de los tantos monumentos icónicos que han dejado las Exposiciones Universales. Sus enormes paneles geométricos multicolores crean una sensación muy particular con la manera en la que dejan pasar la luz. Es una obra del arquitecto portugués Tomás Taveira, a quien se unieron en el resto de la decoración Cabrita Reis, Pedro Calapez y Rui Sánchez.
El interior de un submarino en París
El metro parisino -aunque últimamente más conocido por sus ratas- tiene una belleza peculiar y es uno de los mejores sistemas de Europa. Una de las estaciones más curiosas y bonitas es Arts et Métiers, frente al Conservatoire National des Arts et Métiers. En 1994 se cumplía el bicentenario del edificio, por lo que se renovó la estación con un proyecto de François Schuiten, que plasmó un diseño basado en el interior de un submarino: recubierta por placas de cobre, engranajes, bóvedas, ojos de buey, representaciones del satélite Telstar, el puente Antoinette...
Dubái y los cuatro elementos
El segundo emirato más grande de Emiratos Árabes Unidos es uno de los lugares que más presume de modernidad, además de ser uno de los destinos de lujo favoritos. Las estaciones están decoradas con motivos de los cuatro elementos -viento, tierra, agua y aire-; como la de BurJuman, inspirada en el agua y de las más impresionantes. Grandes lámparas de cristal soplado en forma de medusa cuelgan del techo, diseñadas por Jitka Kamencová Skuhravá, dando la impresión de estar caminando bajo el mar.
Toledo en Nápoles con motivos marítimos
En 2017, la estación de Toledo napolitana fue denominada "la estación más bonita del mundo" por The Daily Telegraph. Da acceso a los Barrios Españoles -Quartieri Spagnoli- y fue inaugurada en 2012. Presenta un gigantesco cráter repleto de mosaicos en tonos azules que deja entrar luz natural. El diseño es del español Óscar Tusquets Blanca y pretende rememorar el movimiento del mar, con el que se toparon cuando comenzaron con las excavaciones. Pero esto es solo la entrada, más abajo se extiende una exposición de murales que la enmarcan en el programa Estaciones de Arte.
Kazajistán, la segunda red de metro de Asia Central
La segunda red de metro de Asia Central se inauguró en Kazajistán (después de Tashkent), hace solo once años. Fue en la ciudad de Almatý, que hasta 1997 era la capital del país -sigue siendo la más poblada y el centro comercial más importante-. Aunque no es tan extravagante como el de Moscú, guarda cierto parecido, sobre todo en cuanto a la modernidad y el glamour, como la de Raiymbek Batyr, de tonos marrones y llamativas baldosas y mosaicos. Todavía está en expansión y se prevé finalizar el proyecto en 2035.
El metro más largo del mundo y el más moderno de China. La línea 14 se inauguró hace solo un año, albergando una de las estaciones más llamativas: Yuyuan Garden, con un diseño innovador y vivo. Da la sensación de estar en un bosque futurista paseando bajo setas gigantes. La iluminación LED va cambiando de color según el momento. Así, se vuelve roja para el Día Nacional y el Festival de la Primavera, blanca cuando no hay mucho sol o con colores florales para el Día de San Valentín.
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Preparamos la bechamel y dejamos enfriar.
Si la queremos más grande usamos dos planchas de hojaldre, una de base y con la otra cubrimos.
En la mitad de la plancha de hojaldre ponemos una capa de jamón, lonchas de queso y bechamel, y si queremos ponemos una segunda capa.
Cerramos el hojaldre, lo pinchamos y pincelamos con huevo.
Metemos al horno a 180° unos 20 minutos
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Los huevos mimosa con remolacha y queso crema son deliciosos, cremosos e ideales para un aperitivo original y sencillo.
Ingredientes para 6 personas:
Preparación:
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Este delicioso gulash prácticamente se cocina solo y es ideal si quieres dar de comer a muchos invitados sin pasarte todo el tiempo en la cocina.
Ingredientes para 6 personas:
Preparación:
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Las berlinesas rellenas de mermelada son un éxito siempre que hay algo que celebrar, especialmente en carnaval y Nochevieja. Si nunca las has preparado, este año puedes impresionar a tus invitados de Nochevieja con estas deliciosas berlinesas.
Ingredientes para unas 40 piezas:
Preparación:
Las berlinesas r
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Las nueces y almendras garapiñadas no sólo son muy populares en carnaval, sino también en Nochevieja, sobre todo para abrir el apetito con un trago en mano.
Ingredientes (para unas 40 nueces):
Preparación:
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Es conocido por acoger la estación de Formigal, una de las más grandes y visitadas del Pirineo aragonés. Y también por ser el primer lugar de España al que llegaron unos esquís y, por lo tanto, donde primero se vio a esquiadores deslizándose montaña abajo.
Un sacerdote de Pau, Ludovic Gaurier, llevó los primeros esquís a Sallent de Gállego en 1912
Eso ocurrió a comienzos del siglo pasado, en 1912, cuando llegó a Sallent Ludovic Gaurier, quien, además de ser sacerdote de Pau, era geólogo y un atrevido montañero. No era la primera vez que visitaba el pueblo ya que mantenía una estrecha amistad con la familia de la Casa del Reyno.
En aquella época, en todo el Pirineo estaban más que acostumbrados a quedarse aislados los meses de fuertes nevadas. Por eso la llegada de unos hombres con esquís fue todo un acontecimiento. Aquellas curiosas tablas que se ataban a los pies y les permitían avanzar y deslizarse por las montañas nevadas obsesionaron tanto al hijo de los anfitriones, Antonio Fanlo, que el sacerdote francés no dudó en mandarle un par. Eso sí, debió esperar a la llegada de la primavera para que se volviesen a abrir los caminos y pudiese llegar el correo.
El carpintero, el herrero y el pueblo entero se volcaron para fabricar más tablas con las que avanzar y deslizarse por la nieve
Y ya con su primer par de esquís en sus manos tuvo que esperar de nuevo a que cayesen las primeras nieves para estrenarlos. Obviamente todos los jóvenes querían unos y el pueblo al completo se volcó para conseguir copiar aquellos primeros esquís. Un trabajo en equipo en el que participaron el carpintero, el herrero, el que cosió las cuerdas y los valientes que los probaron. Un siglo después, más de un millón de personas pasan cada año por las cercanas pistas de Formigal y muchos de ellos con esquís.
Esta es una de las historias más repetidas en Sallent de Gállego, un precioso pueblo de piedra que ahora la nieve ya no deja aislado sino que logra que se llene. Pero hay muchas más. Delia López, guía turística, tiene preparadas diferentes rutas por el pueblo para conocer muchísimas otras historias y ponerle así la guinda a un día en la nieve.
La Ruta de la Mitología y, más misteriosa, la Ruta de las Brujas son dos de las más solicitadas
Una de las más solicitadas es la Ruta de la Mitología, con la que se recorre el pueblo mientras la guía destaca rincones y casas llenas de leyendas. O, para darle un punto más misterioso, apúntate a la Ruta de las Brujas. Así aprenderás que lo que decora muchísimas de las puertas del valle son espantabrujas y que muchos de los rincones más idílicos del pueblo esconden historias no tan románticas.
Entre historia y leyenda podrás admirar el puente medieval que cruza el río Aguas Limpias y adentrarte entre sus estrechas calles para conocer algunas de sus casas más antiguas, como Casa Caperán, Casa Lorentón o Casa Félix.
En la parte más alta destaca la iglesia de la Asunción, un pequeño templo de estilo gótico tardío que fue financiado por Juan de Lanuza, quien fuese el primer Justicia de Aragón y virrey de Valencia, Cataluña y Sicilia. ¡Otra historia más!
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En la parte septentrional de España se encuentra Cantabria, una de las comunidades autónomas más bonitas del país, con paisajes que parecen sacados de una película. Cuenta con pueblos con mucho encanto que son tan pequeños que apenas son conocidos.
Barcenillas es una localidad de alrededor de 500 habitantes situada al noreste de Cantabria, en el municipio de Ruente, junto al río Saja. Cuenta con una arquitectura tradicional montañesa típica de los siglos XVII y XVIII con sorprendentes casonas de interés turístico y cultural.
En torno al siglo XVI, Cantabria estaba repleta de caminos que atravesaban los valles durante la época de la reconquista española. Un ejemplo es la Ruta de los Foramontanos, "un hecho trascendental en la historia de España", según se afirma en la página de turismo de Cantabria.
Varias personas se refugiaron en este camino (justamente donde hoy se sitúa Mazcuerras) durante la invasión musulmana, y, posteriormente, atravesaron las montañas de la Cordillera Cantábrica y repoblaron los pueblos. De ahí el nombre de esta ruta: 'Foramontanos' (fuera de las montañas).
Fue así como surgió Barcenillas. A día de hoy es posible ver algunas construcciones de la época, como un pequeño santuco y la Venta de Barcenillas, donde paraban los caminantes. Uno de sus muros cuenta con un arco gótico que se remonta a finales del siglo XV.
La eclosión de Barcenillas no se produjo hasta los siglos XVII y XVIII, al igual que en los pueblos de alrededor, "coincidiendo con la llegada de los capitales de América, que van a marcar la fisonomía del pueblo", según se afirma en la página oficial del municipio de Ruente.
Barcenillas es conocido como el pueblo de las casonas, es decir, viviendas muy antiguas construidas con piedra y con tejado a dos aguas. Su arquitectura pertenece al estilo gótico. Destacan algunas como: la de Cantero, que se encuentra en perfecto estado; las de la Plaza del Cantón, la que se encuentra de camino a Lamiña, una de las pocas casonas con cinco arcos en el soportal; la de Calderón, que destaca por su extremo barroquismo, entre otras.
Barcenillas es sin lugar a dudas el lugar perfecto para una escapada. Puedes visitar sus espléndidas casonas y apreciar el precioso paisaje que lo rodea. En las afueras del pueblo, junto al río Saja, se sitúa la cascada de Úrsula.
Para llegar a ella, es posible realizar una ruta senderista, bien partiendo desde Barcenillas o desde Lamiña, un pueblo cercano a Barcenillas. Si vas con niños es recomendable partir desde el primero, ya que el suelo está más preparado para realizar la ruta.
El trayecto en coche hasta Barcenillas desde Santander es de 42 minutos por las carreteras A-67 y A-8. Desde San Vicente de la Barquera es de 25 minutos por las carreteras A-8 y CA-180.
20M Hay días de esos que no tenemos ni tiempo ni ganas de cocinar ; encender los fogones, preparar infinidad de ingredientes, ensuciar t...